jueves, 17 de enero de 2008

Las FARC y los rehenes

El intercambio de rehenes entre las FARC y el gobierno colombiano es uno de los temas más candentes de la actualidad internacional y principalmente de nuestra región. No se trata únicamente de un problema interno en el país cafetero, ya que también tiene efectos en todo el resto de América del Sur y, por qué no, Estados Unidos.
La reciente entrega de dos rehenes por parte de las FARC al gobierno colombiano que tuvo lugar la semana pasada (en realidad fueron entregadas en custodia a Venezuela), tuvo diferentes interpretaciones en los medios periodísticos occidentales, principalmente en los argentinos. La mayoría optó por remarcar el tortuoso y penoso camino que la abogada Clara Rojas y la ex concejal Consuelo González debieron transitar para quedar finalmente en libertad. También se remarcaron las palabras de las dos ex cautivas, quienes contaron, entre otras cosas, los mecanismos represivos y de persuasión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas. “Nos asustaban con tarántulas y culebras y contaban historias de gente que se han perdido en la selva y cómo morían en forma dramática”, comentó Clara Rojas luego de su liberación. Aunque en el diario Clarín salió en recuadro y se presentó como una crueldad de la guerrilla, no parece ser más que una simple intimidación para que no pretendan escapar, cosa que ya habían intentado… La misma Clara también afirmó que “el gran peligro era cuando se escuchaban los helicópteros del Ejército. Hubo bombardeos permanentes” durante el proceso de liberación de los rehenes. Aquí hay una de las claves de la cobertura periodística del hecho. Lo que declaró Rojas no quiere decir ni más ni menos que lo siguiente: el Gobierno colombiano de Uribe no quería que la liberación se llevara a cabo. A ellos, claro está, les convenía que aparecieran muertas. Por eso se dedicaron a bombardear y a llevar a cabo acciones militares en lugares donde sabían que iban a estar las rehenes, prontas a ser liberadas. Por esto es que se retrasó tanto la entrega, y es por eso que Hugo Chávez cargó una y otra vez contra Uribe y los Estados Unidos (siempre en el medio, ¿no?). No se escuchó ni se leyó nada similar al respecto, excepto en alguna nota de Página 12.
Otro de los puntos a tener en cuenta en esta cuestión es la posición de las FARC, quienes mantienen controlada una gran parte del territorio colombiano, y con apoyo de los pobladores, algo así como pasa con el EZLN en México. El Ejército colombiano y los paramilitares (grupo de mercenarios entrenado y sustentado económicamente por Colombia y Estados Unidos) se dedican a bombardear sistemáticamente a la guerrilla. El Plan Colombia, un artilugio promocional del gran país del norte, no es más que una mera cortina de humo para el verdadero plan que llevo a cabo Estados Unidos: el control total del canal de Panamá, el control del tráfico de droga desde Colombia, se posiciona cerca del Orinoco y el Amazonas de cara a la futura falta de agua dulce en el planeta y forja una tenaza militar y paramilitar sobre Venezuela.
Con respecto a Venezuela, queda destacar que la entrega de las dos rehenes no se podría haber llevado a cabo sin el apoyo y la intervención de Hugo Chávez quien, una vez más, mostró su apoyo a las FARC y al ELN, pidiendo que no se los considere terroristas, sino más bien como ejércitos.

sábado, 5 de enero de 2008

Hola, somos el PRO

“Si usted piensa que la delincuencia se soluciona antes que la pobreza y la exclusión y la marginación social que la crean y que esa solución pasa por los gendarmes iracundos de la seguridad, con sus armas y sus granadas y sus garrotes, usted tiene una ideología, que es de derecha. La “ideología de la seguridad”: liquidar la delincuencia sin solucionar sus causas. Si usted cree que para solucionar la delincuencia hay que priorizar la eliminación de la pobreza (sin descuidar la seguridad que el Estado, naturalmente, debe dar al ciudadano pero sin exacerbarla para arrojar los lobos a los hambrientos que delinquen), dar trabajo, educación, incluir a los marginados, usted necesitará, desde luego, gestionar esa política, que no es de derecha.”
Esto que escribió José Pablo Feinmann (http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-95912-2007-12-09.html) en una contratapa del diario Página 12 hace más de un mes no es más que una simple muestra del pensamiento PRO de los actuales gobernantes de la Ciudad, y de muchos de los que votaron esta propuesta. Se tendrán que preparar, entonces, todas las personas “de bien”, todos los ciudadanos de Palermo, Belgrano y Barrio Norte que apoyaron este proyecto sin cuestionar sus formas ni sus aplicaciones. Se tendrán que preparar para que sus hijos adolescentes se enfrenten al rigor policial cada vez que van a bailar, o cada vez que se los intercepten de noche en grupitos o en soledad. Se tendrán que preparar ustedes mismos para los mil y un controles policiales en las calles, para el maltrato con tinte autoritario de los gendarmes uniformados. Se tendrán que preparar, en fin, a entregar parte de la libertad que se supieron ganar durante los últimos 24 años.

Viendo los hechos de los últimos días, un par de cosas van quedando claras (esto para los que cerraron los ojos y no quisieron ver lo que se les venía con la política PRO). Macri y su grupo de administradores se dispone a hacer en Buenos Aires lo mismo que se hizo durante la década menemista a nivel nacional: achicar el Estado siguiendo el sistema neoliberal. El reciente cesanteo de más de 2000 trabajadores municipales no es sino una pequeña muestra de las medidas que implementará el ex presidente de Boca y su compañera, la inefable Gabriela Michetti. Como si la Ciudad estuviera en plena crisis económica, la solución PRO es la de echar a gran cantidad de empleados públicos (en lugar de crear empleo, crean desempleo, por si no se avivaron). Ni que hablar de lo que hicieron en el ámbito cultural, un área que genera “pérdidas” según la forma de ver las cosas la Administración Macri (a un gobierno de un país del norte también se lo menciona así, ¿no?. Administración Bush, como si no fuera un país el que está decidiendo sus avatares, sino un grupo de técnicos).
Cabe destacar, para los más distraídos, o para los que no quieren ver, que durante el Gobierno de Aníbal Ibarra la Ciudad, no sólo no daba pérdidas, sino que tenía superávit. Lo fácil sería echarle la culpa a Jorge Telerman, pero si usted se pone a mirar el gabinete del ex vicejefe devenido en Jefe de gobierno, se dará cuenta que la gran mayoría de esas personas provienen del macrismo (¿Co-gobierno?).