martes, 25 de marzo de 2008

Ni blanco ni negro: gris...

El campo contra el Gobierno. El Gobierno contra el campo. Parece un capítulo de un libro de historia Argentina, allá por el siglo XIX. Pero no lo es. Es en el siglo XXI, es en el 2008, es hoy. Claro que, como siempre, los que quedamos en el medio del conflicto somos los mismos. No me imagino a Cristina o a los del agro con falta de carne o verduras por culpa del paro, ¿no?...

La suba de las retenciones fue una determinación lógica, pero también desmesurada. Incomprensible es el hecho de que el Gobierno no haya hecho distinciones entre los grandes propietarios que atesoran más de la mitad de las tierras, de los medianos y pequeños, a quienes realmente afectan las medidas aplicadas el 11 de marzo. ¿Por qué esa costumbre tan argentina de generalizar y meter a todos en la misma bolsa? ¿Por qué el sector agrario no admite de una vez por todas que se está viendo beneficiado por el sistema de dólar alto aplicado por el Gobierno? ¿Por qué tanta hipocresía, si todos sabemos que los beneficiados son siempre los mismos, y también los perjudicados…?

La gente salió espontáneamente a las calles como hacía tiempo no se veía. El Gobierno respondió mandando a las agrupaciones oficialistas a copar la calle que la gente, pacíficamente, había tomado para protestar, para manifestarse, y de la cual fue echada. ¿Qué hay detrás de tanto apoyo repentino al campo? ¿Qué hay detrás de tanto resentimiento repentino contra el campo? ¿Por qué Elisa Carrió desde hace tiempo parece la vocera de este sector? ¿Cuándo vamos a aprender a funcionar como una verdadera sociedad, ayudándonos, apoyándonos, con verdadera solidaridad? ¿Por qué quieren enfrentar a la gente del campo con la de la ciudad?

Repasando un poco el panorama actual, para tenerlo más claro y no hablar sin al menos un mínimo sustento de datos de la realidad, se puede decir que el precio de la carne, los lácteos y todos los productos del agro están por las nubes. La lógica indicaría, si todo fuera honesto y viviéramos en una sociedad solidaria, que los insumos de estos productos multiplicaron sus precios en los últimos años. Pero como todos saben, esto no es verdad. Los precios de los commodities son los que impulsan el alza, al tener un valor en el mercado externo muy provechoso para el productor local. Claro que este productor local, antes de levantar la bandera del liberalismo económico al grito de “yo le vendo mi mercancía a quien quiera, y el mejor precio está afuera, por lo tanto si ustedes (argentinos) quieren mi producto, páguenlo a precio internacional así yo sigo ganando el máximo sin importar de donde obtengo mis ganancias” , debería tener en cuenta que la competitividad de sus productos se debe al plan económico que está implementando el Gobierno de la Argentina, país en el que habitan y, en este caso, aprovechan sus leyes y ventajas. Solidaridad, un poco, al menos, no vendría nada mal.

De redistribución se trata todo esto, ni más ni menos. Que un sector que en este momento está en una muy buena posición, pueda financiar a otro que no lo está. Que parte de esa plata vaya a los que realmente la necesitan. Quizás esto es lo que más debería criticársele a Cristina Fernández y su política social y económica. Y aquí es donde el campo debería centrar sus protestas. En los últimos años no se han hecho prácticamente obras de infraestructura para apoyar al sector agropecuario (que aporta, y mucho, a la economía del país), ya sean diques para evitar los anegamientos de los campos cuando suben los ríos, la reactivación de vías férreas (el tren bala a Rosario no cuenta…) o la creación de rutas en buen estado para el traslado de mercaderías del campo al puerto de Buenos Aires.
La realidad es que este paro perjudica absolutamente a todos pero, como siempre, los que lo vamos a notar vamos a ser los mismos de siempre…

El lector notará la desproligidad de la nota, encimismando opiniones, pero esa es la intención. No mostrar un solo punto de vista. Ni blanco ni negro, gris…